lunes, 24 de enero de 2011

Emoción en el Parque

El domingo pasado a las 19.15 horas, mientras el público se iba
retirando, y tras un día muy caluroso en el Parque, una niña de
unos 11 años vuelve ansiosa a la zona de lectura: a nuestra "lata", a
devolver unos libros y pide otro. Le advierto que a las 20 horas el
parque cierra y que tendría que devolverlo antes. Me dice que sí, y se
lleva un cómic sobre historias de terror de Edgar Allan Poe.

Veinte minutos después viene bastante traspirada tras una evidente
corrida a devolverlo. Le pregunto, "¿qué pasó, ya lo leíste?".
"No, sólo un capítulo",  me contesta, "pero no quería entregarlo tarde".
Le digo que podría  seguir leyéndolo si venía otro día al parque.
"No, me dice, no vuelvo más, me voy a vivir al sur".
Ante la ansiedad y el deseo que percibo en la chica, lo consulto
con nuestro coordinador si no podríamos regalárselo, a lo
que éste asiente. Le entrego el libro y le digo: "te lo regalamos". La
chica, muy emocionada me agradece y se va contenta. A los 10
minutos vuelve. Me devuelve el libro y me dice: "No lo quiero".

"Qué, ¿querés otro?", le pregunto intrigado. "No, responde, quiero
todos los chicos puedan leerlo, no sólo yo". Touché.

Le insisto, "mirá que hay otro ejemplar y además no somos nosotros
los que te los regalamos, si no el Ministerio de Educación de la
Ciudad". Ella insiste con su negativa y vuelve a agradecer.
Ahora el emocionado soy yo.

Parece que muchas cosas que suceden, muchas, no salen en los
diarios.

R.S.

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